La gestión de purines en explotaciones ganaderas es uno de los aspectos más regulados por la legislación medioambiental. Con la entrada en vigor de nuevas exigencias normativas en 2025, es fundamental que los ganaderos conozcan las obligaciones que impone la normativa y cómo adaptarse para evitar sanciones, mejorar la sostenibilidad y garantizar la rentabilidad de sus explotaciones.
¿Qué son los purines y por qué suponen un problema medioambiental?
Los purines son una mezcla de excrementos líquidos y sólidos generados en granjas, especialmente en explotaciones porcinas y bovinas. Este subproducto contiene nutrientes como nitrógeno y fósforo, que si no se gestionan adecuadamente, pueden contaminar suelos, aguas subterráneas y ríos, provocando problemas graves de eutrofización.
La normativa actual se enmarca en los objetivos europeos de sostenibilidad y reducción del impacto medioambiental de la ganadería. España, como país con una importante carga ganadera, aplica medidas estrictas para asegurar una correcta gestión de estos residuos.
Cambios clave en la normativa de purines para 2025
La nueva normativa sobre purines, aplicable a partir de 2025, introduce cambios significativos en distintos ámbitos de la gestión agraria:
- Obligación de almacenamiento cubierto: los purines deben almacenarse en fosas cerradas o cubiertas para evitar emisiones de amoníaco.
- Aplicación con técnicas de baja emisión: se prohíbe el esparcido por abanico o aspersión. Es obligatorio aplicar mediante sistemas de inyección o localización a baja altura.
- Gestión documental: será necesario registrar la cantidad generada, almacenada y aplicada, así como los análisis periódicos del contenido.
- Restricciones zonales: se amplían las zonas vulnerables a la contaminación por nitratos, especialmente en regiones con alta densidad ganadera.
El incumplimiento puede acarrear sanciones económicas, pérdida de ayudas de la PAC e incluso paralización de la actividad.
¿Qué explotaciones están obligadas a cumplirla?
Todas las explotaciones ganaderas, independientemente de su tamaño, están afectadas en mayor o menor medida. Sin embargo, la normativa afecta especialmente a:
- Granjas porcinas y de vacuno de tamaño medio o grande.
- Explotaciones ubicadas en zonas vulnerables o ZEPA (Zonas de Especial Protección para las Aves).
- Centros de almacenamiento o transporte de purines.
Es esencial consultar los mapas actualizados de zonas vulnerables de cada comunidad autónoma para conocer el grado de exigencia.
¿Cómo cumplir con la normativa de purines?
Existen varias medidas y tecnologías que permiten adaptar la explotación al nuevo marco legal:
- Separación sólido-líquido: permite reducir el volumen de purín líquido y concentrar los nutrientes en la fracción sólida.
- Fosas con cubiertas impermeables o flotantes: minimizan la evaporación y los olores.
- Sistemas de aplicación localizada: como tubos colgantes, rastras o inyección directa en el suelo.
- Gestión digital y trazabilidad: control mediante software agrícola o cuadernos de campo digitales.
Adoptar estas medidas no solo permite cumplir la ley, sino también mejorar la eficiencia y sostenibilidad de la explotación.
Maquinaria útil para la gestión de purines
Una correcta gestión de purines requiere maquinaria adaptada a las nuevas exigencias:
- Cisternas con aplicadores de bajo impacto.
- Sistemas de agitación y bombeo para facilitar la carga.
- Separadores de fase para dividir fracción sólida y líquida.
- Sensores de control de nutrientes integrados en el sistema.
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Recomendaciones adicionales y buenas prácticas
Más allá del cumplimiento estricto de la normativa, es recomendable:
- Establecer un plan de gestión integral de purines en colaboración con técnicos agrarios.
- Realizar formación continua sobre nuevas técnicas de aplicación y almacenamiento.
- Fomentar la cooperación entre explotaciones para compartir maquinaria o instalaciones comunes.
- Valorar la opción de aprovechar los purines como fertilizante orgánico, reduciendo costes y cerrando el ciclo productivo.
La normativa sobre purines para 2025 es una oportunidad para modernizar las explotaciones ganaderas, mejorar su sostenibilidad y reducir el impacto medioambiental. Aunque supone un esfuerzo de adaptación, también abre la puerta a nuevas ayudas, tecnologías y procesos más eficientes.
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